SENTIR EL CUERPO ES VOLVER A CONECTAR CONTIGO
Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo. Esta idea puede sonar simple, pero en realidad encierra un camino profundo de transformación. Durante mucho tiempo la cultura nos enseñó a vivir en la mente, a priorizar el pensamiento racional y a dejar el cuerpo en un segundo plano. Sin embargo, la neurociencia, la psicología somática y las experiencias terapéuticas actuales muestran que el cuerpo guarda la memoria de lo vivido y que es a través de él que podemos encontrar verdadera curación.
Volver al cuerpo no significa solo hacer ejercicio o cuidarlo con buena alimentación. Significa reconocer que en sus sensaciones, tensiones y síntomas se encuentra la historia de nuestras emociones, de nuestro pasado y de los traumas que hemos atravesado. Por eso, cuando hablamos de trauma y de bienestar, no basta con comprenderlo de forma intelectual. Necesitamos abrir un espacio para sentir.
EL CUERPO COMO PUERTA DE ENTRADA A TU HISTORIA
Desde que nacemos nuestro cuerpo es la primera forma de existir. Antes de poder hablar o pensar, ya respiramos, nos movemos y sentimos. El bebé recién nacido experimenta el mundo a través de la piel, de la temperatura, del hambre y de la cercanía con su madre o cuidador. Esa primera vivencia corporal marca la base de lo que después llamaremos confianza, apego y seguridad.
Con el paso de los años el cuerpo sigue registrando cada experiencia. Una discusión, un abandono, un accidente o incluso una etapa de estrés prolongado dejan huellas que no siempre recordamos con palabras, pero que permanecen inscritas en músculos, posturas y órganos. Por eso se dice que “el cuerpo lleva la cuenta”.
Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque es reconocer que ahí están guardadas memorias implícitas. Cuando aprendemos a escucharlas podemos comprender mejor por qué reaccionamos de cierta manera o por qué sentimos que algunos cambios nos resultan imposibles.
CÓMO EL TRAUMA SE MANIFIESTA EN EL CUERPO
Durante mucho tiempo se creyó que el trauma era solo un fenómeno psicológico. Hoy sabemos que también es una desregulación del sistema nervioso. Ante una amenaza o un shock, el cuerpo activa mecanismos automáticos de defensa: lucha, huida o colapso.
Si esa activación no logra resolverse, queda registrada como una memoria corporal que se reactiva cada vez que algo parecido ocurre. Así se explica por qué alguien puede sufrir jaquecas constantes, insomnio, colon irritable o crisis de pánico aunque no recuerde conscientemente un hecho traumático.
El cuerpo habla incluso cuando la mente no recuerda. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque permite reconocer esas señales: una tensión en el pecho que no se va, un dolor de espalda que se repite, una respiración entrecortada cada vez que aparece el miedo.
LA IMPORTANCIA DE VOLVER A CONFIAR EN EL CUERPO
Uno de los mayores desafíos del trabajo terapéutico es volver a confiar en el cuerpo. Muchas personas sienten que su propio cuerpo es un enemigo porque les duele, se enferma o se activa con ansiedad. Sin embargo, el cuerpo no está roto. Está mostrando que aprendió a sobrevivir como pudo.
El proceso de volver a confiar en el cuerpo implica dos movimientos: que la persona confíe en sus sensaciones y que el cuerpo sienta que es cuidado por la persona. Esto significa dormir lo necesario, alimentarse con atención, descansar, moverse y crear rutinas de autocuidado que transmitan seguridad.
Cuando el cuerpo percibe que es escuchado, responde con mayor organización. Y cuando aprendemos a leer sus señales, dejamos de sentirnos perdidos. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque abre una relación de confianza recíproca.
EL ROL DEL SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso es el puente entre mente y cuerpo. Su funcionamiento explica por qué a veces nos sentimos en calma y otras veces en alerta o colapso. La teoría polivagal muestra que tenemos tres grandes formas de responder:
Modo de conexión social (vago ventral): permite sentirnos seguros, vinculados y presentes.
Modo de lucha o huida (simpático activado): aparece cuando percibimos peligro.
Modo de colapso (vago dorsal): se activa cuando el cuerpo siente que no puede más.
Comprender estas respuestas ayuda a reconocer que no estamos exagerando ni inventando síntomas. Nuestro cuerpo reacciona de acuerdo con lo que percibe como amenaza. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque te permite identificar en qué estado está tu sistema nervioso y cómo puedes acompañarlo hacia la regulación.
PRÁCTICAS PARA VOLVER AL CUERPO
Sentir el cuerpo no es un acto instantáneo. Requiere pequeñas prácticas que nos devuelven la presencia. Algunas de ellas son:
Respiración consciente: exhalar más largo que la inhalación activa la vía parasimpática y favorece la calma.
Escaneo corporal: recorrer mentalmente cada parte del cuerpo para registrar tensiones y relajarlas.
Movimiento suave: caminar, estirarse o practicar yoga ayuda a reorganizar la energía interna.
Toque de autocontención: abrazarse, colocar una mano en el pecho o en el abdomen transmite seguridad.
Conexión con la naturaleza: tomar sol, caminar descalzo o percibir olores naturales ayuda a regular el sistema nervioso.
Cada una de estas prácticas abre la puerta para sentir de nuevo. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque te recuerda que no estás solo frente a tu mente: tienes un aliado poderoso en tu propio organismo.
EL CUERPO COMO CAMINO DE CURACIÓN SOMÁTICA
La curación somática es un enfoque terapéutico que entiende el cuerpo como el lugar donde se inscriben y también donde pueden transformarse las memorias traumáticas. En este camino no se busca revivir el dolor, sino crear nuevas experiencias de seguridad.
Uno de los métodos que aplico en mi trabajo es el Proceso de Sostener Puntos (PHP™). Esta técnica consiste en sostener puntos específicos del cuerpo para reorganizar las respuestas automáticas y transformar creencias limitantes. No se trata de catarsis ni de revivir traumas, sino de dar al cuerpo un sostén real que le permita reconfigurar su memoria emocional.
Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque a través de este proceso surgen nuevas rutas internas. Rutas donde el miedo deja de ser el patrón dominante y en su lugar aparecen calma, confianza y vitalidad.
CREENCIAS Y MEMORIAS EN EL CUERPO
El trauma no solo deja síntomas. También instala creencias que limitan. “No puedo”, “no es seguro”, “no merezco” son frases que muchas personas repiten sin saber que en realidad provienen de experiencias grabadas en el cuerpo.
Estas creencias no cambian con fuerza de voluntad. Cambian cuando el cuerpo vive una experiencia diferente. El cuerpo necesita sentir que sí puede, que sí es seguro, que sí merece. Esa vivencia corporal es la que transforma las creencias y libera la mente.
Por eso, sentir el cuerpo es volver a conectar contigo. Porque desde el cuerpo se puede reescribir la historia que parecía fija.
EL VALOR DE LA PRESENCIA
Una de las grandes ganancias de este camino es la presencia. Estar en el cuerpo significa estar aquí y ahora. Significa no quedar atrapado en recuerdos del pasado ni en preocupaciones del futuro. Significa reconocer que tu respiración, tu pulso y tu temperatura son anclas que te devuelven al presente.
La presencia no elimina los problemas, pero cambia la forma en que los afrontamos. Una mente presente puede tomar mejores decisiones, regular emociones intensas y abrirse al contacto humano. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque te devuelve la capacidad de habitar el momento presente con más claridad.
EL CUERPO COMO ALIADO EN LA VIDA COTIDIANA
Reconocer al cuerpo como aliado transforma la vida diaria. Los síntomas dejan de ser enemigos y se convierten en mensajes. El cansancio indica que necesitas descanso. La tensión en el cuello puede señalar que estás sosteniendo demasiado. La respiración corta te muestra que estás en alerta.
Cuando aprendes a interpretar estas señales, puedes actuar a tiempo antes de que se conviertan en enfermedades crónicas o en crisis emocionales. Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo porque abre un diálogo continuo con tu propia sabiduría interna.
CONCLUSIÓN
Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo. Es recordar que tu historia no está solo en la mente, sino también en los músculos, en la respiración y en la piel. Es reconocer que tu sistema nervioso guarda memorias y que, a través de la curación somática, puedes reorganizarlas sin necesidad de revivir el dolor.
Este camino no es inmediato, pero sí es profundamente transformador. Te devuelve la confianza en ti mismo, te ofrece presencia y te abre la posibilidad de vivir desde la calma en lugar de la defensa.
Si estás en búsqueda de un cambio real en tu forma de habitar el mundo, comienza por el cuerpo. Escucha sus señales, atiende sus necesidades y permítele mostrarte lo que tu mente no logra recordar.
Sentir el cuerpo es volver a conectar contigo, y en esa conexión encontrarás la base para tomar mejores decisiones, sanar heridas profundas y construir relaciones más plenas.
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