Un poco de Sexualidad…Es sólo cosa de esbozar este concepto y ver cómo las personas dejan entrever, cierta contorsión facial y corporal de incomodidad y pudor…. ¿Extraño? ….no, es comprensible, somos parte de una sociedad cargada de tabúes, donde se nos enseña desde pequeños a no hablar de éste y otros tantos temas, llámense; “complejos”, “difíciles”, “innecesarios”, “inmorales”, “obscenos”, pero que sin embargo, forman parte fundamental de nuestras vidas.
La buena noticia, es que como personas y sociedad avanzamos a tranco firme y sin retorno. La mala, que es un camino pedregoso, donde somos nosotros mismos, con nuestros prejuicios y limitaciones, los principales obstáculos para evolucionar y sortear estas trancas.
Vemos constantemente y en los distintos ámbitos de la vida, comunes y variados ejemplos:
Cómo aún en los colegios, se habla de la “abejita que lleva el polen a la a flor”.
Cómo en las clases de sexualidad, se “habla” de aquello y lo otro, sin nombrar las cosas por su nombre.
Cómo aún los padres y profesores les dicen a los jóvenes, que masturbarse es “malo”… “pecado”… “que hace mal para la mente”
O cómo los padres en estado de shock frente a cualquier pregunta de sexualidad de los hijos, responden evasiva y desesperadamente: “¿Por qué preguntas eso”, “no es un tema de niños”, “cuando seas más grande”, “es complicado, no entenderías”, “tu madre o tu padre te responderá cuando llegue”, dejando de esta forma a los hijos a la deriva, donde muchas veces deben canalizan estas preguntas con sus pares, que están tan o más extraviados y desinformados que ellos.
Otro caso es cuando llega la temida y “compleja” etapa de la pre-adolescencia y adolescencia, donde los padres “tienen” que hablar de aquellas cosas de “hombres” con los hijos y las madres cosas de “mujeres” con sus hijas, haciendo una performance teatral. Los hijos incómodos y choqueados por tan insólito momento, no entienden ¿por qué? Y de qué les acaban de hablar (En otro de mis artículos, abordaremos el tema de la sexualidad con los hijos).
En la pareja, por ensayo y error vamos probando y “aprendiendo”, sin retroalimentación, ya que no hablamos de sexo en pareja, hasta que un día descubrimos, de forma milagrosa, accidental, por un quiebre o infidelidad, que a la otra persona, por ejemplo, nunca ha tenido un orgasmo, que tal posición nunca le gustó, que tenía fantasías que rayan mis valores.
A veces en la pareja, uno de ellos pide o alude innovar en algo y aparece el cuestionario de preguntas “¿por qué?… ¿dónde lo viste?… ¿te lo han hecho antes?”… volviendo a centrar el tema en cuestionamientos morales y la propia inseguridad.
O como también en pareja, por baja autoestima física, se nos complica el mundo al encender la luz, o tal posición al dejar en evidencia unos kilos extras, o a las caricias por aquellos vellos no improvisados. Y así incluso por los más mínimos detalles, que para algunos parecerían una locura, pero que sin embargo es un trauma doloroso y limitante para quien lo vive.
Y así vamos incorporando esta información errónea, cargada de prejuicios, hasta que al final la hacemos nuestra verdad y guía de nuestras vidas, por caminos llenos de aprehensiones, pudores, miedos y limitaciones castradoras, que nos impiden vivir una vida sexual saludable.
La clave está, precisamente en informarse y aprender a hablar de nuestra sexualidad, aprender a reconocer nuestros miedos y prejuicios en torno a este tema, a superar la vergüenza y el pudor catatónico, a estar más informados como individuos, a romper el silencio con los hijos de estos patrones heredados, hacer más honestos con la pareja, más abiertos con los amigos y menos prejuiciosos como sociedad.
En este camino de la comunicación afectiva, nos daremos cuenta de lo que me pasa, también le pasa a otros, y como también existen otros tipos experiencias, distintas a las mías, que nos puedan dar algunas respuestas, luces o nuevas alternativas.
Con el tiempo, el hábito y la constancia de hablar de “aquellas” cosas que nos complican, nos daremos cuenta que lo más complejo, se vuelve más sencillo.
Ps. Alex Silva Escobar
Instituto de Neurociencias para la Felicidad (INF)